ENERO 1990
Virgilio Barco, conciliador, dijo que la posición del gobierno no era
inflexible y que podría pensarse en un tratamiento menos riguroso a los narcos, aunque Bush no había sido tan generoso. El mismo día en que se publicaron las frases
del presidente Barco, “Los Extraditables” halagados,
dejaron en libertad a Roberto Mauricio
Toro, atado con una cadena en una casa de la avenida Nutibara de Medellín y
con un mensaje que le tocó aprenderse de memoria para decirlo en los medios y
dirigido al presidente norteamericano: "El
gobierno debe dialogar. Si no creen en
la palabra de los narcotraficantes, entonces ¿por qué negocian con ellos, y
porqué los ponen a atestiguar en contra de otros sindicados?".
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