Puede ser difícil de aceptar, pero el éxito real de la toma del Palacio de Justicia, no era solo la parte polìtica obtenida por el M-19 al humillar a Belisario Betancur y someter a la Corte Suprema, sino la de su financiador Pablo Escobar que en su lógica perversa quería a toda costa destruir los expedientes de extradición que cursaban precisamente en ese momento en una de las salas del Palacio de Justicia. No se entiende pues toma sin incendio y eso que faltaron las armas pesadas que no pudieron llegar del exterior para soportar esta toma.