Hubo una época en que bicicletas Ositto, el negocio de Roberto Escobar Gaviria, impulsado luego por su hermano Pablo, brilló en el ciclismo nacional. Aquí una premiación de una carrera sin más datos, donde aparece la mascota, una madrina y dos corredores del club.
El robo del caballo Terremoto, el consentido de Roberto Escobar Gaviria, alias Ositto, más que una presión a su hermano Pablo Escobar, fue un golpe directo y un castigo de Los PEPES a Roberto y una forma de presionar más sobre su hermano.
Roberto, más juicioso que los
primos, había entrado a estudiar
electrónica en el SENA y se ayudaba
haciendo kilómetros como ciclista competitivo a nombre de las droguerías
“Aliadas” y luego de los almacenes “Mora Hermanos” donde también trabajó
después como dependiente; incluso por
esta época corrió la “Vuelta a Colombia” al lado de figuras legendarias como Martín Emilio “Cochise” Rodríguez y Ramón Hoyos Vallejo. En algunas
propagandas de la época puede verse enfundado con la camiseta de “Mora
Hermanos”; entre estas dos labores prácticamente sostenía a la familia. Más tarde sería técnico de ciclismo con los
equipos de la liga del departamento de Caldas y de viajar a México con el
equipo de pista de Colombia; en este deporte se hizo a un nombre y a una
experiencia que le permitieron independizarse y abrir el almacén “Bicicletas El
Osito” que tuvo su época de esplendor con la bonanza cafetera vendiendo
bicicletas a los campesinos del área del Viejo Caldas con el lema “más estrellas que la bicicleta Monark”,
que era la más codiciada en esa época.
Este es el primer carro conocido de la familia Escobar Gaviria. Lo consiguió Roberto y lo usaba para su trabajo y llevar a Pablo al Liceo Antioqueño donde estudiaba bachillerato.
El caballo de paso fino “Terremoto”, avaluado en un millón de dólares, el orgullo de Roberto Escobar Gaviria fue secuestrado en una de las pesebreras de
los hermanos Ochoa como otra maniobra
de presión de "Los PEPES". El 28 de agosto el pobre caballo fue devuelto vivo pero
castrado; el animal fue encontrado abandonado, desnutrido y atado a un poste en
la glorieta de “La Aguacatala”, al sur de
Medellín con un letrero que decía: “Aquí
le devolvemos el caballo Terremoto al temible Roberto Escobar”.